22 nov 2019

CARTA DEL PRISIONERO POLITICO ROLANDO GUEVARA AL CUMPLIR 15 AÑOS DE PRISION



Una vez más, y como casi todos los años, envío un mensaje que menos personas leerán (ya sea por la falta de medios de comunicación, porque han tenido que migrar del país o simplemente porque ya dejaron de existir) para recordarles el cumplimiento de un año más entre rejas, confinado en un espacio carente de aire, luz natural y agua potable. Muchos dirán que en la Venezuela actual todos vivimos igual, pero, en mi caso, la diferencia es estar privado ilegítimamente de mi libertad por un delito que no cometí, en el que no se demostró mi participación en tal hecho, pero gracias a un aparato de justicia corrompido, genuflexo e injusto hoy cumplo 15 años como PRISIONERO POLÍTICO del régimen, en un principio de Hugo Chávez y ahora de Nicolás Maduro, lo cual me convierte en uno de los prisioneros políticos más antiguos de nuestra historia actual.

En retrospectiva, amigo lector, piense en todo lo que ha hecho en 15 años de su vida y compare con mis 5475 días, donde he sido secuestrado, torturado, encerrado sin derecho ni siquiera a la luz del sol, padeciendo enfermedades propias de la edad y otras dolencias adquiridas en el área laboral; Con temor a ser visto por un médico, ya que podría diagnosticar una enfermedad y la preocupación sería doble, puesto que, al secuestro que sufro, tendría que añadirle el no tener cómo tratar una enfermedad. En estos 15 años he sido diagnosticado y padezco una obstrucción coronaria, hipertensión crónica,  meniscoplastia en ambas rodillas, hernias discales en la región lumbar; y el Estado, quien debería proveerme de los medicamentos y tratamientos, en virtud de la situación en la que me ha puesto, no lo hace. 

Son 15 años sin producir ingresos para mi familia, siendo un mantenido, ya que hasta el agua potable y las bolsas de basura debe traerla mi esposa, puesto que la cárcel no las procura. Ser formado y criado para ser responsable de las personas que dependen, directa o indirectamente, de uno, a pasar a ser un mantenido, ya que, nuevamente, el Estado no nos proporciona herramientas para generar nuestro propio sustento, ni siquiera.


Seguramente quienes confabularon para que, de manera delictiva, yo fuese sentenciado a pagar una pena siendo inocente en estos largos años, deben haber celebrado cumpleaños, bautizos, navidades, graduaciones y hasta fiestas de 15 años, al igual que acudieron a los actos velatorios y entierros de sus seres queridos. Yo he tenido que tragar grueso y en un calabozo de 2x2 metros sufrir en silencio la pérdida de mi padre, de mi madre, de mi suegro, de una de mis abuelas, de tíos, primos, amigos y compañeros de trabajo. Mis hijos han crecido sin tomarse una foto junto a su padre, y menos en eventos que se presentan una vez en la vida, como lo son un acto de graduación de bachiller o, incluso, el título universitario obtenido por mi hijo mayor en la Universidad Central de Venezuela.

Son 15 años en los que una familia ha vivido engañada, haciéndoles creer que el homicidio del Dr. Danilo Anderson fue resuelto, donde el ex Fiscal General, Isaías Rodríguez, ofreció llenar un autobús de culpables, y el mismo día que fuimos sentenciados, otro grupo de personas que se encontraban detenidas por la misma causa, pero juzgados en otro Tribunal, fueron liberados.

Se cumplen 15 años del momento en el que al testigo estrella, Giovanni Vásquez, le ofrecieron pagarle siete millones de dólares y sólo recibió doscientos cincuenta mil, ya que una parte igual debió compartirla con el fiscal del Ministerio Público que lo contrató para dar un testimonio falso que nos perjudicara. En este tiempo, pude ver pasar por estos mismos calabozos, en condición de detenidos, al testigo estrella y a dos del equipo de  investigadores que inicialmente llevaron el caso Anderson, y fueron los que se prestaron a instrumentar actas procesales falsas donde, a través de una llamada anónima, decían que mi hermano y yo estábamos involucrados en el caso que nos ocupa.

En estos 15 años, hemos compartido calabozo con prisioneros politicos como Oswaldo Álvarez Paz, Manuel Rosales, Antonio Ledezma, Carlos Melo, Yon Goicoechea, Villca Fernández, Lorent Saleh, Renzo Prieto, Gilberto Sojo, Rosmit Mantilla, Juan Requesens, Roberto Marrero, Gilber Caro, Daniel Ceballos, Iván Simonovis, Henry Vivas, Lázaro Forero y los policías Metropolitanos del caso 11 de abril; muchos militares, entre ellos generales y almirantes; funcionarios de diferentes organizaciones policiales, profesionales, estudiantes y trabajadores que, de manera sistemática, les repiten el mismo libreto año tras año para privarlos ilegítimamente de su libertad y complacer a alguien que da una orden, pero, al final, quien pagará por todos éstos delitos son las personas que los ejecutaron.

15 años donde la justicia recuperó la vista y liberó a homicidas por pertenecer a un grupo colectivo del 23 de Enero, pero yo sigo sin poder acceder a los beneficios procesales que me otorga la ley. En el año 2007, un juez de ejecución dictaminó que para noviembre de 2011 se me otorgaba el beneficio de destacamento de trabajo; asimismo, el año pasado cumplí la mitad de mi sentencia de 27 años y 9 meses, pero aquí estoy.

He podido ver en las noticias que elementos, con una edad aproximada a los 27 años, mueren a manos de la FAES, y presentan registros por delitos como homicidio, secuestro y porte de arma de guerra. ¿Qué hacían esas personas en la calle¿  ya que, con ese prontuario, mínimo deberían estar pagando una pena similar a la mía.

Se cumplen 15 años del asesinato de Juan Carlos Sánchez Ramos, Antonio López Castillo y el inspector de la División contra Drogas del CICPC de apellido Pavón, todo esto en la apresurada investigación para dar con los responsables de la muerte del fiscal Anderson y, de estos crímenes tampoco se tienen responsables.

Son 15 años en los que he tenido que esperar que una mesa de negociación exponga mi caso y mi estado de salud, para ver si una decisión política y no jurídica me otorgue la oportunidad de volver a mi casa y retomar mi vida de hogar, junto a mi esposa, quien no ha descansado luchando por la libertad de los prisioneros políticos; y mis hijos quienes también fueron sentenciados a pagar junto a mi un delito que no cometieron.

C/J Rolando Guevara Pérez 
15 años como PRISIONERO POLÍTICO