30 jul 2013

EDITORIAL: “vente pa’acá a echarle bo… con nosotros” @PaulSfeir

¿Qué haría Ud. si conociendo sus carencias y limitaciones, yo llegara un día a su hogar de visita y le dijera que Ud. es un mantenido(a) por aceptar ayuda para tratar de salir de la emergencia; si yo le dijera que su casa es un asco, que sus hijos son feos; que Ud. tiene la culpa de todo porque Ud. no ha hecho esto o lo otro y porque como Ud. no me hace caso entonces Ud. se merece estar mal? Estoy seguro que mi permanencia en su hogar sería de segundos (y bien merecida la pateada)…
 
Cada vez que los venezolanos que estamos afuera del país intentamos “dictar una cátedra” de cómo se hacen las cosas, de cómo se resuelven las cosas, de lo que la sociedad civil hace o no hace en Venezuela, sin el análisis que debería obligarnos a ver que en nuestros baños fuera del país si hay papel sanitario (por ejemplo), o en nuestra cocinas fuera del país alimentos, o en nuestras calles fuera del país seguridad, o nuestros hospitales fuera del país medicinas y médicos bien preparados, estamos ofendiendo y avergonzando a los nuestros dentro del país.
 
Opinar y/o aportar ideas es una cosa, dar órdenes a la distancia es otra. Faltar el respeto, impensado e imperdonable por cierto.
 
No conozco casi ningún ser humano en el mundo que (con la sanidad mental correcta) quiera vivir en condiciones indebidas.
 
Cada vez que leo en las redes sociales reacciones como “tu estas allá cómodo, vente para acá a echarle pierna con nosotros…” que responde a comentarios como “Uds. son unos cobardes que no salen a las calles a derrocar al régimen”, entiendo esa frustración de ambas partes. Lo cierto es que la mayoría de los que estamos afuera estamos pasando momentos muy duros y son solo los burgueses del régimen “nuevos-ricos revolucionarios” los que pueden estar “bebiendo piña colada en las playas de Miami Beach”, pero eso no nos da derecho a “dictar catedra”. Muchos de los que están afuera manejan grandes niveles de frustración porque es evidente que tampoco han sido exitosos en la titánica tarea de derrocar el comunismo en Venezuela y reinstalar la democracia, ni habiendo estado allá ni estando acá.
 
Hay quienes ya tenemos más de una década fuera del país. Por más que nos expliquen con detalle hora a hora lo que ocurre en el país, no lo estamos viviendo. “En otros países por menos que esto ya habría habido “esto o lo otro””; bueno, en el nuestro no es así. Debemos asumirlo.
 
Por ejemplo, en el caso de los venezolanos de Miami, que podríamos decir, somos los más ruidosos por la cercanía a Venezuela y la permeabilidad que esto produce (ruido que se potencia gracias a los conflictos evidentes que algún auto nombrado dirigente siempre necesita provocar y que no ayuda para nada), nos hemos acercado mucho a la comunidad cubana y a su exilio histórico y muy respetado. Un exilio que ha librado mil batallas a favor de la libertad en Cuba pero que (con todo respeto reitero) tampoco ha podido resolver su problema dentro de Cuba desde Miami. Sin embargo cincuenta y tres años de intentos son dignos de considerarse para no errar así. De ellos hemos aprendido.
 
Hemos aprendido también que aquella fábula que cuenta que EE.UU. financia movimientos o planes a diestra y siniestra y/o que desde Miami se hace lo propio es un cuento chino. Sépase que el estado americano en estos momentos tiene problemas de presupuesto incluso para las operaciones normales del país, por lo que difícilmente gastará dinero en causas secundarias o terciarias.
 
Creo en lo que los que estamos afuera tenemos que hacer, claro que sí.
 
Decirles a los nuestros en Venezuela la verdad de que el mundo si está viéndonos y con mucha atención, es primordial.
 
Tratar de entender el mensaje correcto que nuestra gente nos envía desde Venezuela para transmitir al mundo es también nuestra obligación. Nos toca ser los embajadores verdaderos del sector mayoritario pero en total desventaja en el país como es la gente. Ningún embajador habla “pestes” de lo que representa; al contrario, en casos de emergencia (como el que tenemos en Venezuela) se dedica a buscar ayudas útiles para los suyos. Esa es nuestra función correcta.
 
Los venezolanos no estamos solos ni fuera ni dentro de Venezuela, pero el presente y futuro dependen no de las opiniones de los demás sino solo de las decisiones y acciones que nosotros como nación  tomemos, y eso ocurrirá de manos de la sociedad civil dentro del país a su debido tiempo.
 
Seguimos de pie y de frente.
 
Paul Sfeir.-