El régimen Castro comunista
de Venezuela ante la evidente demostración de incompetencia, burla, corrupción,
devastación, fracaso político y económico pretende silenciar a cualquier sector
de la población que le haga un reclamo. Además exacerba su represión contra
aquellos líderes y medios de comunicación que al continuar ejerciendo su deber
y derecho a denunciar las violaciones a los derechos civiles de los
venezolanos, representan una amenaza que puede frustrar sus planes de
exterminio de la soberanía venezolana y, la culminación de la anexión de nuestro
país a Cuba como su colonia.
Las dictaduras, bien
sean de derecha o de izquierda aplican las mismas estrategias y tácticas y,
siguen al pie de la letra los ejemplos dados por las dictaduras de Stalin y de
Hitler. En el triste caso de Venezuela el difunto y su heredero hicieron de esos
personajes diabólicos que son Fidel y Raúl Castro sus mentores, esa es la razón
por la cual la historia de Venezuela de estos últimos 15 años se ha escrito con
la sangre de los compatriotas que cada fin de semana han muerto víctimas de la
violencia e intolerancia.
Tenemos a mártires como Franklin Brito, cuya imagen esquelética quedará como sello de la vergüenza perdida. Las patologías que padece Iván Simonovis como consecuencia de una sentencia injusta, cumplida en unas
condiciones carcelarias que representan el equivalente a una condena a muerte como consecuencia del ensañamiento de jueces
parcializados en su contra. La prisión más que injusta de los Policías
Metropolitanos, Arube Pérez, Luis Molina Cerrada, Erasmo Bolívar, Marcos
Hurtado, Héctor Rovaín, por el caso del 11 de abril. A todos ellos les
correspondería la aplicación de la libertad condicional por haber cumplido tras
las rejas más de la tercera parte de su sentencia condenatoria.
En iguales condiciones están Juan Bautista, Rolando y
Otoniel Guevara por el Caso del asesinato del Fiscal Danilo Anderson. Otro Caso
emblemático es el de la juez María de Lourdes Afiuni y la de su abogado
defensor José Amalio Graterol.
Ante las denuncias que con toda razón llevan a cabo líderes
de la oposición, sobre la corrupción administrativa, la devastación, la
escasez, la destrucción de la economía y de la propiedad privada a la que todos
los seres humanos aspiran y tienen derecho, llevada a cabo por el régimen y,
ante la invasión cubana, el régimen ha desatado una campaña de corte neo
fascista, que lo ha llevado a desplegar afiches incitando al odio popular
contra Henrique Capriles, verdadero ganador de las Elecciones Presidenciales del
pasado 14 de abril del 2013, de Leopoldo López a quien inhabilitaron
políticamente para que no pueda ejercer cargos públicos y contra la valiente y
honorable diputado María Corina Machado, quien ha sido agredida hasta
físicamente en el recinto de la Asamblea Nacional..
En Venezuela la libertad de expresión ya es prácticamente
inexistente, el régimen ha ido adquiriendo por asedio continuado las estaciones
de TV, de radio y periódicos y otros medios de comunicación. El hackeo de
páginas web de las diferentes organizaciones es asunto diario. El
amedrentamiento a los periodistas forma parte de la política comunicacional
del régimen. El despliegue del discurso de la contradicción se acentúa, lo
importante es acusar a quienes disienten de los crímenes y vejaciones que
cometen los militantes y seguidores del “proceso” Castro
comunista.
El exigir el respeto y cumplimiento de las
condiciones electorales que constituyen los derechos políticos de los
venezolanos, el respeto a lo expresado en el articulado de la Constitución
para ciertos sectores y “líderes” políticos es considerado irrelevante, se puede
y tiene que ser dejado pasar.
Indudablemente los Castro y sus seguidores han logrado destruir la
democracia que teníamos y que los venezolanos no hemos sabido ni cuidar ni
defender, han logrado apoderarse de Venezuela y toda su bonanza económica, han
destruido la moral de unos ciudadanos que hoy en día se pelean como fieras
hasta por el saqueo de los contenidos de un camión cuya carga sea de alimentos.
Si esto no es destrucción, ¿Entonces de que se trata?
Mercedes Montero
Columnista de
Opinión