ALICIA DE LA ROSA | EL
UNIVERSAL
"Sentir los rayos del sol"
parece ser un anhelo que cualquiera puede cumplir, pero para Iván Simonovis, ex
secretario de Seguridad Ciudadana de la Alcaldía Mayor, no es un deseo
cualquiera sino el que resume sus ansias de salir de las rejas, en las que ha estado
los últimos 9 años de su vida.
La condena de 30 años de prisión por los
hechos de abril de 2002, no lo acompaña solo a él. Las marcas de "verdugos
finos" han alcanzado a su familia, esa a la que el confinamiento le causa
dolor por ver el deterioro físico y emocional que sufre Simonovis.
Tan aislado está en los calabozos del
Centro de Procesados Militares en Los Teques (Cenapromil), que solo una
intermediación de su esposa, María del Pilar Pertiñez de Simonovis, conocida
por el país como Bony, a secas, permitió la entrevista.
La defensa del ex inspector de la otrora
Policía Técnica Judicial (PTJ) ha solicitado, sin obtener respuesta, una medida
humanitaria. Son cuatro oportunidades en las que se ha dirigido la solicitud a
la juez de Ejecución, Ada Marina de Armas. "Mis abogados no solo han
solicitado la medida humanitaria, también solicitaron la medida alternativa de
trabajo que me corresponde legalmente desde abril de 2012".
Las negativas y un diagnóstico de 19
padecimientos médicos, no han hecho que Simonovis pierda la esperanza: lo mueve
"el amor por su familia", el sueño de estar otra vez en casa, un
lugar al que solo llegará, según asegura, "por la voluntad del
pueblo".
-¿Hay ensañamiento del Gobierno en su
contra?
- En mi caso lo que hay es venganza con
refinamiento sádico, ese que solo se ve en espíritus pervertidos que se
deleitan con el sufrimiento ajeno. Terminé bajo la tutela de refinados verdugos
que por nueve años me han torturado a mí y a mi familia. Creo que de aquí solo
me saca una decidida voluntad del popular.
-Dijo que estuvo a punto de perder la vida
por un mal diagnóstico, ¿qué pensó entonces?
-Fue una situación complicada, durante 4
días estuve con dolores insoportables. He pasado por accidentes en moto, de
paracaidismo, he estado herido de bala y nada se compara al dolor físico que
sentí durante esos días. Luego del primer diagnóstico, realizado en el Hospital
Victorino Santaella de Los Teques, pensaba que estaría bien, pero el dolor
empeoró y fui trasladado de emergencia al Hospital Militar.
La sorpresa fue cuando, luego de ser
examinado por cuatro galenos, una doctora me dijo: 'prepárese va a quirófano'.
Al principio me negué pero me notificaron que mi vida corría peligro. 'O va a
quirófano ya o se muere', así de tajante fueron los médicos.
Estuve casi 3 horas en la operación, se
extrajeron 300 mililitros de infección abdominal y pasé 11 días hospitalizado.
El diagnóstico al egreso fue: Colecistitis aguda perforada, piocolecisto,
gangrena vesicular, hidronefrosis derecha, hipertensión arterial y
sacroileitis. A esto hay que sumarle otras 19 patologías detectadas en octubre
de 2011 y certificadas por médicos forenses.
-¿Cómo se encuentra en la actualidad?
-Entre las enfermedades más graves está la
avanzada osteoporosis, lesiones en la columna y área cervical. Me han evaluado
11 veces, médicos particulares, forenses del Cicpc, galenos de la Fiscalía, del
Sebin y del Hospital Militar y en todos los casos ratifican las 19 patologías.
Sin embargo, la juez de Ejecución, Ada Marina de Armas, exige ahora un informe
de una "Junta Médica Militar". Han pasado más de 120 días desde que
se hizo la solicitud de medida humanitaria y aún no decide.
-Organizaciones de derechos humanos han
insistido para lograr una medida humanitaria, ¿tiene esperanzas de lograr la
libertad?
-Si perdemos la esperanza, lo perdemos
todo. En 9 años de tortura y prisión no he perdido la entereza ni la esperanza.
Los medios han sido testigo de eso y es porque sé que además de mi familia,
detrás de mí hay miles de ciudadanos demostrando con templada voluntad su
naturaleza luchadora, gente con inflexible espíritu de libertad y ánimo
indestructible para defender los derechos que nos corresponden.
Mi agradecimiento es total con el diputado
Edgar Zambrano (AD-Lara) y otros representantes políticos, con las diferentes
organizaciones de derechos humanos, con los estudiantes, la sociedad civil, la
Iglesia y los medios de comunicación que nunca nos abandonan, por apoyarnos y
por cada una de las diligencias que han hecho para que se me otorgue la medida
solicitada por los abogados.
-Su esposa María del Pilar Pertiñez de
Simonovis (Bony) se reunió con el Papa Francisco ¿Qué logró y qué mensaje le
envió su Santidad?
-Esas reuniones son cortas. Se plantean
los problemas y de allí surgen otras actividades. En mi caso está en agenda una
reunión con los máximos representantes de la Iglesia Católica venezolana, con
quienes se coordinarán diligencias para buscar un punto de diálogo con el
Gobierno en el tema de los presos políticos. Dependerá del Ejecutivo si quiere
oír a la Iglesia o no. Hasta ahora han actuado de manera intransigente y
negativos.Veremos.
-¿Cómo ve Simonovis la actual situación
del país?
-Muy mal por la misma intransigencia del
Gobierno. Cuando una persona está mal y le ofrecen ayuda, debe aceptarla. La
oposición ha ofrecido de muchas maneras ayuda al oficialismo, pero la necedad
del Gobierno no tiene límites, piensan que atropellando todo y a todos lograran
mejorar el país. En el tema económico, por decir uno que está en el tapete, no
podrán solventarlo solos. Se requiere de un esfuerzo del país entero y para eso
hay que unir a los venezolanos, no dividirlos.
Por otro lado, hay quienes pretenden
llevar una vida "normal", sin embargo al final les espera una lenta
agonía. Para los que piensan que nunca les tocará, solo conseguirán un puesto
más, atrás en la fila, e inexorablemente terminarán siendo perseguidos y
alcanzados por la maquinaria de sometimiento del Gobierno. En todo caso aquí
cada quien tiene sus obligaciones y serán las generaciones futuras las que
darán su veredicto sobre la forma como llevemos esta transcendente misión.
-El pasado viernes se presentó a la
opinión pública "El Prisionero Rojo" ¿Qué temas tratas en el
libro?
-Es una autobiografía. Además de hablar de
mi vida personal y profesional cuento con detalles el "simulacro" de
juicio que nos hicieron, cómo nos torturaron durante tres años y cuatro meses.
Lo comencé a escribir luego que me
sentenciaron a 30 años de prisión. Mi situación es como una sentencia de
muerte, así que debía hacer algo para contar lo que ha pasado con nosotros (los
presos políticos). Quiero que los venezolanos conozcan la verdad del 11 abril
de 2002, pero sobre todo es una forma de denunciar como se manipula la justicia
en Venezuela. Espero que la parte correspondiente a lo jurídico sea analizada
en foros y facultades de Derecho para que los futuros abogados, jueces y
fiscales vean cómo no debe ser usada la Ley para inclinar la balanza hacia la
injusticia.
-Su hija Ivana escribió una carta al
Gobierno para abogar por su libertad ¿Qué sintió al ver a la joven enfrentar
esta situación?
-Yo no sabía que Ivana había escrito una
carta y mucho menos que iría, junto al periodista Leocenis García, a entregarla
en la Vicepresidencia. Quedé atónito cuando vi la imagen de mi hija y su
entereza delante de las cámaras de televisión. Lloré cuando escuché de su voz
lo que escribió en esa carta ¡Estoy muy orgulloso!
-¿Qué le dice a sus hijos de toda esta
situación que le ha tocado vivir?
-Hay algo genético en todo esto. Mi esposa
y yo somos de familias muy luchadoras, que no se amilanaron ante nada y es lo
que tratamos de trasmitir a nuestros hijos, que sea como sea, hay que salir
adelante. Hacemos hincapié en principios y valores. Sin duda una pieza
fundamental de esto ha sido Bony porque ella es quien los tiene a su lado. En
lo particular, ellos son mi motor y me esperan en casa, razón por la cual
mantengo mis fuerzas y hago todo lo posible para lograr estar con ellos.
-¿Qué sería lo primero que haría Iván
Simonovis al estar en libertad?
-Sentir los rayos del sol, abrazar y
dedicar el mayor tiempo con mi familia y atender mis patologías.