18 jun 2014

Una generación bajo presentación

Casi 2.000 estudiantes están bajo régimen de presentación / Foto: Omar Veliz

EMILY AVENDAÑO/el nacional

Es temprano en el Palacio de Justicia cuando Raymar Peña está en la cola, lista para presentarse. Es la tercera vez que lo hace desde que el 10 de mayo pasado el Tribunal 48° de Control ordenó una medida sustitutiva de libertad con presentación cada 15 días para 108 de los estudiantes detenidos en el campamento ubicado frente a la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en Los Palos Grandes.
Peña estudia Bibliotecología en la Universidad  Central de Venezuela y acaba de inscribir un nuevo semestre. “Siempre que debo presentarme me levanto muy temprano, temo que pueda haber algún inconveniente y que por no llegar ese día pueda ir presa”. Tendrá una clase los martes a las 7:15 am, día de la semana en el que le corresponde asistir a tribunales: “Me preocupa que ambas cosas choquen. El 23 de junio haremos la apelación y espero que nos levanten el régimen, de no ser así me tocará hablar con el profesor y pedirle que me permita llegar un poco tarde a clases”.
De los 3.162 detenidos desde que comenzaron las protestas en febrero, 1.948 personas están en libertad con medidas cautelares. Marino Alvarado, coordinador de Provea, afirmó que estar bajo régimen de presentación tiene efectos psicológicos para quien tiene el procedimiento y sus familiares: “Lo primero es enfrentarse al sistema de administración de justicia, con la perspectiva de que podrían enviarte a una cárcel donde hay 50% de posibilidades de perder la vida”. Alvarado se refirió también a la presión que supone sentirse sometido a riesgo permanentemente: “Temen que en algún momento pudieran perder esa libertad restringida por alguna imprudencia, o que haya un juicio luego y los declaren culpables. Siempre está la duda y esa misma angustia la comparten sus familias”.
Miedo a denunciar. Joel Guevara y Carlos Pellicer también fueron detenidos en el campamento del PNUD. Ambos perdieron el semestre porque han dedicado los últimos cuatro meses a protestar. Pellicer es de Nueva Esparta y en ese tiempo solo ha visto a su madre una vez, cuando ella viajó a Caracas porque se enteró de la detención de su hijo. “Ese fin de semana era el Día de las Madres. La tristeza que le causé es una de las cosas que más me pesan”, dice Pellicer. No les preocupa continuar en las calles. Tras obtener la medida cautelar decidieron recorrer varios estados para “exigir la libertad del país”.
La semana pasada un grupo fue a Barinas y 2 de ellos estuvieron secuestrados durante 17 horas, presuntamente por funcionarios del Sebin. “Los montaron en una camioneta blanca sin placas, los encapucharon y durante 2 horas los ruletearon, luego los llevaron a una especie de patio y los arrodillaron. Esa noche no supimos nada de ellos. Los liberaron al día siguiente a las 3:00 de la tarde”, narró Guevara. Pellicer conserva en el torso una cicatriz por la quemadura de un cigarro. “No hicimos la denuncia porque no sabíamos si la cautelar nos permitía salir del área metropolitana, y pensamos que terminaríamos siendo nosotros los detenidos”, indicó Guevara.
A diferencia de Pellicer y Guevara, Peña decidió apartarse de las manifestaciones: “Mi decisión es moverme con los abogados, ayudar a buscar evidencias y fiadores para los que siguen detenidos. Hasta que la gente no salga masivamente a la calle no volveré a salir. No te quedan ganas. Esperaba más apoyo de la comunidad universitaria. Cuando fuimos liberados afuera del Palacio de Justicia solo había familiares y algunos amigos”.
Peña, Pellicer y Guevara desconocen por cuánto tiempo tendrán que presentarse en tribunales. “Hasta ahora es por tiempo indefinido”, dicen.
Restricción de movimiento. La medida sustitutiva de libertad que le otorgaron a Luis Gonzalo Pérez, de 22 años de edad, le obliga a presentarse cada 8 días en tribunales y le prohíbe salir del área metropolitana de Caracas y del estado Vargas. También exigía la presentación de 2 fiadores de 130 unidades tributarias cada uno. Pérez fue detenido en Chacao el 26 de abril luego de participar en la marcha contra la decisión del Tribunal Supremo de Justicia que señala que hay que pedir autorización para manifestar. Pasó 25 días en la sede de la PNB en La Yaguara, pese a que sus familiares presentaron los recaudos de los fiadores la misma semana de la aprehensión. “Debí salir en una semana y duré preso casi un mes”, reclamó.
La madre de Pérez vive en Guarenas. “Si voy a visitarla y hay una alcabala o un operativo en las vías y me paran al radiar mis datos voy a aparecer como solicitado y podrían enviarme a un penal abierto de 3 a 6 años”, explicó.
Alvarado subrayó que algunos manifestantes que han quedado bajo régimen de presentación temen andar solos e incluso salir de su casa: “Son situaciones que hacen que la persona se autolimite en su movimiento físico, más cuando el régimen es muy corto”.
Pérez siempre tiene en la cartera el comprobante de que se presentó, es más cauteloso en la calle, pero continúa manifestando: “Sé que debo alejarme si llegasen a ocurrir disturbios. No puedo quedarme encerrado”. Logró salvar el quinto semestre de Comunicación Social en la Universidad Santa María y espera que la presentación semanal no afecte su búsqueda de empleo. El régimen de presentación es de un año a un año y medio. 
Gasto quincenal
Las presentaciones son de lunes a viernes, de 8:00 am a 3:00 pm. Después de la primera vez y quedar registrado en el sistema el proceso se torna sencillo. Hay que mostrar la cédula y esperar un comprobante -similar a un recibo- que da cuenta de que la persona cumplió con la obligación.
En el caso de Jenny Ángel, de 35 años de edad, hay una complicación adicional: vive en El Tigre, estado Anzoátegui, y debe viajar a Caracas cada 15 días. “Cuando tengo que presentarme aparto 1.000 bolívares, nada más en el pasaje ida y vuelta son 660 bolívares”, subrayó. Ángel fue detenida en el campamento de la plaza Bolívar de Chacao.
Esa rutina deberá repetirla durante ocho meses. Ángel es reportera y madre soltera: “Mi hija está orgullosa de mí. Aquí señalan a quien disiente y por tener una voz diferente te acusan de terrorista”.