Ibis León / Efecto Cocuyo
El proyectil atravesó la sien de Yorman Osmel León y le quitó la vida a los 41 años de edad. Eran las 9:00 de la noche de este 15 de abril, cuando regresaba a su casa, ubicada en Carapita, uno de los sectores más peligrosos de Caracas. Su hermano, Jackson León, funcionario de Policaracas, lamentó que saliera uniformada de su guardia. “Ese fue su error”, dijo.
Yorman, supervisor agregado de la Policía Nacional Bolivariana, deja huérfanos a seis hijos. Su muerte se produjo 24 horas después del asesinato de Osmary Tabares, quien también recibió un disparo en la cabeza. La investigación criminalística arrojó que unos sujetos siguieron a la funcionaria de Polisucre en una moto Empire negra y le dispararon sin contemplación para robarle el arma, en Caurimare.
Con estos casos ascienden a ocho el número de policías caídos en manos del hampa en los últimos siete días del mes de abril, y sólo en la Gran Caracas. Según cálculos de la Fundación para el Debido Proceso (Fundepro), en los 106 días transcurridos de 2015 han asesinado a 105 funcionarios en el país, de los cuales 78 son policías.
Policías en la mira. En 2013, Fundepro registró 295 muertes violentas de funcionarios (PNB, GNB, Cicpc, escoltas personales). Pero la cifra aumentó 12% al producirse 332 homicidios al cierre de 2014.
El abogado criminalista Fermín Mármol estima que a finales de este año habrá muerto 18% funcionarios más que en 2014, si se mantienen las cifras.
“El tumor social llamado crimen y violencia hicieron metástasis en el país, porque las políticas de seguridad ciudadana fueron fallidas. Emergió una nueva casta de delincuentes a los que denomino “los coco secos”, que, por lo general, son menores de 25 años y consumen drogas antes y después de cometer el crimen, además el asesinato de policías da más jerarquía en el mundo delincuencial (…)El delincuente se dio cuenta de que la respuesta del Estado es muy débil bajo el manto de la impunidad”, sostiene Mármol.
El experto afirma que hay un recrudecimiento en la actuación del criminal y se ha vuelto más agresivo. “El delincuente venezolano está demostrando mucha más temeridad. Hoy en día es más arriesgado y descarado. No le importa el horario ni cuántas personas estén presentes en el lugar. Hemos visto más eventos de sicariatos, de asesinatos a policías y eso demuestra que el delincuente encontró en el crimen un trabajo de muy bajo riesgo y de muy alta rentabilidad”, declaró.
En casi 50% de los casos los policías fueron despojados de su arma reglamentaria y de sus vehículos, y en los últimos tres años se han intensificado los ataques a las sedes policiales. La abogada e investigadora de Fundepro, Donagee Sandoval, agregó al informe: Funcionarios caídos en 2014 los siguientes asaltos y robos:
María Laura Chang | Efecto Cocuyo
Sandoval aseguró que los disparos a la cabeza se han vuelto reiterativos en 2015, y reveló, de acuerdo con las cifras que ha recopilado, que las muertes de abril superarán el total de marzo, en el que precisaron 16 homicidios. Su investigación también indica que de la cifra general de funcionarios caídos dos son mujeres: Osmary Tabares e Isis Muñoz, esta última degollada junto a su esposo, presunto integrante del ejército venezolano, el pasado 14 de abril en el estado Bolívar. Muñoz era funcionaria activa de Polibolívar.
Una realidad mundial
Francisco Javier Gorriño, criminólogo, recordó la muerte de los agentes Rafael Ramos y Wejian Liu, en Nueva York, a manos de un hombre que abrió fuego contra la patrulla en venganza por la muerte de afroamericanos en Brooklyn. También mencionó la masacre de Charlie Hebdo, en la que murieron alrededor de 12 personas, dos de ellas policías, por el ataque perpetrado por terroristas yihadistas, el 7 de enero de este año.
“Hace poco mataron a un funcionarios en New York y hasta el vicepresidente de los EEUU se pronunció sobre los homicidios. Luego en Francia la muerte de funcionarios en el atentado terrorista contra Charlie Hebdo generó un revuelo en toda Europa. La gente se preocupa mucho, porque la última pared que existe entre el ciudadano común y el delincuente es el policía”, concluyó.
Más recursos para la seguridad ciudadana
Gorriño y Mármol coinciden en afirmar que es necesario atacar la impunidad e inyectar mayor capital a políticas públicas dirigidas a reforzar la seguridad ciudadana. “No es posible que el gasto militar duplique el de la seguridad ciudadana. El presupuesto debe ser recompuesto. Se necesita al menos 8% del PIB nacional para este tema, las instituciones deben estar dirigidas por funcionarios que tengan méritos que los acrediten. El requisito no puede ser únicamente la lealtad política, y se debe aplicar un plan nacional de seguridad que se mantenga ininterrumpidamente. No puede ser que en 16 años se haya tenido 15 ministros de Interior y Justicia y 21 planes fallidos”, señaló Mármol.