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"Luego de 30 días de haber comenzado una huelga de hambre los cambios en el organismo se vuelven irreversibles", informó el superintendente de Salud del municipio Baruta, Enrique Montbrun, quien asiste a los jóvenes que están en huelga en la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en Las Mercedes.
Montbrun señaló en entrevista con Unión Radioque cuando una persona entra en ayunas se pasa por tres fases. La primera dura 48 horas y la persona consume todas sus reservas y ahorros de energía que se valen de azúcares y carbohidratos almacenados en el hígado y en algunos músculos, la mayor parte como glucógeno hepático.
"Ese glucógeno hepático no son más que 300 gramos. Cuando tú multiplicas esta cifra por las calorías que se necesitan o se usan por día te va dar 1.200 calorías. Ya al segundo día se agotaron todas las fuentes de energía para que el organismo haga su metabolismo, preferentemente el cerebro, el corazón y los pulmones", indicó.
Este proceso tiene una duración de 15 a 30 días, lapso en el que se agotan las reservas grasas. Se pasa luego a la tercera fase en la cual el organismo empieza a consumir sus propias proteínas. "Deteriora todo su sistema porque usa proteínas esenciales y proteínas musculares. Allí se comprometen los órganos", apuntó Montrun.
En el caso de Ceballos, el superintendente explicó que los síntomas de parálisis que sufre el exalcalde son muy esperados. "Esta es una huelga en la que se permite consumir agua y algunos electrolitos. Pero esto no produce energía, y al no producirla pues algunos sistemas se van a agotar. El sistema digestivo sufrirá de gastritis ", añadió.
Sostuvo que hay una serie de vitaminas y de proteínas que no se reciben. "Esas son las responsables de las parálisis o de las sensaciones de hormigueo", agregó Montbrun.