Contra la
marea
Por Tamara Sujú
Roa
Insólita la
forma en como el gobierno venezolano ha pretendido callar lo que ya no pueden
ocultar al mundo: las graves violaciones de los Derechos Humanos en general, y
en especial en materia política, social y económica, que están sucediendo en un
país donde se pretende controlar el malestar de la población con represión y
amenaza, y donde se obliga a obedecer a costa de perder un empleo, una promesa
de vivienda, o de cualquier otro ofrecimiento que ya no tienen
como cumplir.
No ha
habido respuestas claras por ejemplo, para los torturados y
maltratados por las protestas del 2014. Pero es que tampoco las ha
habido para quienes por años han esperado justicia, como por ejemplo, el General
Usón y su injusto encarcelamiento, o Raúl Díaz que todavía espera
que se cumpla la sentencia de la Corte Interamericana de DDHH sobre las torturas
de las que fue víctima en el Sebin. Arube Pérez,
Marcos Hurtado, Héctor Rovain, Luis Molina y Erasmo Bolívar llevan
varios años esperando que la "justicia" venezolana cumpla con lo que dice la
ley, y se cumplan las fórmulas alternativas al cumplimiento de la
pena que le corresponden por tiempo cumplido, al igual que Rolando, Juan y
Otoniel Guevara, medidas que no llegan simplemente porque al gobierno no le da
la gana de cumplir con lo que establece el ordenamiento jurídico
en estos casos. Los primeros tienen ya 13 años encarcelados
y los Guevara 11 años.
Me pregunto
si en algún momento fueron investigadas las torturas que denunció en el año 2005
el Tcnel. (GN) Quintero Aguilar, cuya investigación fue ordenada por los jueces
del Consejo de Guerra el día de la sentencia. ¿Hay algún
indiciado? Recordemos que Quintero Aguilar fue torturado por días con intentos
de asfixia, producidos con bolsas plásticas en la cabeza y fuertes golpes en los
pulmones y estómagos hasta desfallecer por presuntos funcionarios
del CICPC que se lo llevaban de los calabozos del DIM. También en
estos calabozos fue víctima de lo que se conoce como torturas blancas, perdiendo
la noción del tiempo y la hora, confinado en una celda 2x 3 las 24 horas del
día, sin ventilación ni luz natural. ¿Porque no hacemos un
poco de ejercicio mental y recordamos quienes dirigían estos organismos en esos
años? ¿Dónde están hoy? ¿Cuantos oficiales de la Fuerza Armada han
estado en las mazmorras de la DIM - ahora llamado DGCIM - lugar donde muchos han
sido víctimas de torturas y tratos crueles?
Ahora bien,
estos casos fueron puntuales durante los años de Chávez,
en personas señaladas. Durante los dos años del gobierno de
Maduro, las torturas y tratos crueles han sido múltiplex, no sólo sobre personas
señaladas sino a manifestantes por el simple hecho de serlo, sin distinción de
sexo o edad. Cuando la Fiscal General y su gran comitiva se
sentaron en el banquillo del Comité de expertos del Consejo de DDHH en Ginebra,
para exponer su informe de DDHH sobre el cumplimiento de los derechos civiles y
políticos, se les olvidó por ejemplo el caso de Alejandro Márquez, asesinado a
golpes por efectivos de la Guardia del Pueblo, según muestran videos que recogen
el momento de su aprehensión. Tampoco hizo referencia, ni siquiera por su
condición de mujer, a las torturas sufridas por Gloria Tobón en
Táchira, que denunció un suplicio mientras estuvo detenida, y a quien le
aplicaron electricidad en sus partes íntimas mientras tenía sus ojos vendados
por horas y atada de pies y manos, además de recibir golpes y amenazas sabiendo
que su hija también estaba detenida.
Algunos
expertos mostraban su inconformidad por las respuestas incongruentes y poco
específicas que daba el representante del Estado.
Pero nosotros los presentes, miembros de las distintas ONG'S, entendíamos
perfectamente porque no podían responder, ya que si nada habían
hecho por investigar, pues nada tenían que decir.
Fueron a pintar un país de "maravillas" en materia de DDHH y salieron
raspados ante el organismo internacional pero más importante aún, ante los
venezolanos. Son cientos de miles los que esperan justicia. Son
millones los que esperan respeto, tolerancia, solidaridad, seguridad, vivir
dignamente...paz.
Las últimas
encuestas dicen que el 84% de los venezolanos creen que el país está mal. ¡Pero
como no va a estar mal! Por lo menos un venezolano muere cada hora
víctima de la violencia. Los venezolanos están empezando a
agarrarse por los moños por un paquete de toallas sanitarias o uno pollo.
Una carrera de taxi dentro de Caracas puede costar mil bolívares, una
manzana puede costar mil bolívares, un pollo horneado vendido en
un restaurante cuesta más de mil, cuando el salario mínimo es 7 mil Bs. al mes.
A quienes por ejemplo no pueden consumir azúcar y necesitan endulzantes, una
cajita importada les puede costar la mitad del salario mínimo de
los venezolanos. Las personas ya no compran por kilos las
verduras, sino lo que necesitan para cocinar el día a día. Un
tomate, una cebolla, dos papas...los restaurantes, los centros comerciales, los
negocios, están acusando recibo de la crisis y siguen bajando Santa
Marías para no volverlas a abrir.
La marea de
gente exigiendo alimentos, salud, seguridad, justicia crece. El gobierno ciego y
sordo sigue tratando de implementar su proyecto, con represión, con
polarización, con encarcelamiento, con ofrecimientos que no podrán cumplir
porque desplumaron a la gallinita de los huevos de oro y además empeñaron a los
pollitos. El gobierno está nadando contra la marea. Un gentío indignado que está
harto de las mentiras, de la manipulación, de la ineficiencia e incapacidad para
resolver los problemas, de la corrupción y sobre todo, está harta de que se les
tome por pendejos y está exigiendo cambios y un nuevo liderazgo
político que presente un proyecto de nación para salir pronto de la crisis y
sacar a Venezuela del espiral en descenso y decadente en el cual nos metió la
revolución del siglo XXI. Esa es la meta a cumplir por todos los
venezolanos decentes y demócratas!