Efecto Cocuyo.- Giancarlo Ruta se salvó de sumarse a la lista de los 252 policías asesinados en el país en lo que va de 2015, según el registro que lleva la Fundación para el Debido Proceso (Fundepro). El funcionario de la Policía de Chacao aún está en terapia intensiva, por tres balazos que casi lo matan a las 7 de la mañana de este martes 6 de octubre: uno en el brazo, otro en el cuello y otro en un costado, que salieron del arma de un delincuente al que perseguía, tras intentar cometer un robo, junto a otro sujeto, en la panadería Flor de Altamira, ubicada en la 6ta avenida de Altamira, en Caracas.
“Está estable, pero se debate entre la vida y la muerte. Las próximas horas serán decisivas”, dijo el alcalde Ramón Muchacho, al ofrecer detalles del estado de salud de Ruta, de 36 años de edad y 16 de servicio, quien forma parte de la División de Tránsito de la institución. “Giancarlo está vivo gracias a la inmediata atención de la clínica El Ávila, pero si esto no hubiese ocurrido cerca de un centro de salud, ¿qué hubiese pasado? ¿Otro funcionario víctima del hampa?. Ya basta. No es posible que mientras los malandros están armados hasta los dientes,con armas de guerra y granadas, nosotros no tengamos dinero para equipar a nuestros cuerpos policiales con motos e insumos”, denunció Muchacho.
De los 252 funcionarios abatidos, 121 son de la Gran Caracas: 78 policías, 27 militares y 16 escoltas privados, de acuerdo con la recopilación de Fundepro, basada en prensa y datos suministrados por los cuerpos policiales. En 2013, el total de muertes violentas de uniformados de la PNB, GNB, Cicpc y escoltas personales fue de 295. La cifra aumentó 12% al producirse 332 homicidios al cierre de 2014, la mayoría para despojarlos del arma reglamentaria.
La lista, que hasta este lunes 5 de octubre registraba 250 uniformados, sumó dos más. El primero en la mañana de este martes 6 de octubre: Robert José Giménez Sánchez, de 40 años, supervisor de la Policía Municipal de Sanare, estado Lara, recibió un disparo en la cabeza mientras realizaba operaciones en conjunto con el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), de la subdelegación Quíbor, en la parroquia Juan Bautista Rodríguez, de acuerdo con reportes de la prensa local. El segundo caso fue reportado en la noche desde la ciudad de Valencia, donde Alejandra Ruiz, de Policarabobo, fue atacada mortalmente para despojarla de su arma de reglamento. Su esposo también resultó herido, de acuerdo con El Nacional.
El pasado 1 de octubre, Polimiranda también quedó enlutado tras el asesinato del supervisor jefe José Rafael Vilera, de 48 años de edad, adscrito al Centro de Coordinación Policial, ultimado frente a la fábrica de velas de Madosa, en Charallave, cuando esperaba un autobús que lo conduciría al centro de esa ciudad. No estaba armado y se encontraba en su periodo de vacaciones. En su funeral, el director del cuerpo policial, comisario Elisio Guzmán, lamentó el hecho y expresó preocupación por la situación, que afecta a todas las instituciones policiales: “La ciudadanía y los cuerpos de seguridad estamos sufriendo una fuerte arremetida por parte de la delincuencia, la cual ha tomado gran ventaja armamentista, ya que los policías salen con pistolas a defender a la nación de sujetos que llevan granadas y armas de alto calibre”.
Dos días después, los responsables de dar muerte al supervisor Vilera fueron abatidos durante un intenso operativo realizado por un equipo de la Dirección de Inteligencia y Estrategias Preventivas (Diep) de Polimiranda. Se apodaban “El Nano”, “El Pálido” y “El Zamurito”, detalla una nota de prensa de la institución.
Yonaikel Machado (19) y Luis Enrique Sequera (18), responsables del robo que frustró el funcionario Ruta, de Polichacao, fueron aprehendidos tras el tiroteo ocurrido la mañana de este martes. Uno de ellos al intentar huir secuestró una camioneta y amenazó, con un arma, al conductor para que desviara el vehículo hacia El Valle, informó el alcalde Muchacho. “Yo le pido al sistema judicial que procese de la manera correcta a estos delincuentes. Que no los volvamos a ver en las calles cometiendo fechorías. Y que todo el peso de la ley caiga sobre ellos y, sobre todo, aquel que se atreva a atentar contra la vida de cualquier funcionario policial”.
