La Patilla.- La fuga del publicista español José Luis Fernández Martín, preso
político de Nicolás Maduro, forma parte de la tragicomedia
revolucionaria que sufre Venezuela. Condenado a casi siete años de
cárcel a principios de mes por su participación en las protestas
antigubernamentales de 2014, Fernández aprovechó el error del juez, que
no le ingresó en prisión el mismo día que hizo pública la sentencia,
para huir de Venezuela.
“Estaba en arresto domiciliario en mi casa de Yaracuy pero por allí
no pasaba nadie. Así que el 3 de abril agarré mi mochila y escapé antes
de que el juez me mandara directamente al penal para cumplir seis años
en ese infierno. Cualquier día me hubiera encarcelado. Llegué a Madrid
el miércoles, después de días viajando y de pasar mucho miedo”, relata a
El MUNDO desde Albacete, donde le esperaba su pareja, Yolanda Lara,
quien también permaneció seis meses ingresada en una celda del Servicio
Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en Caracas durante 2014. Desde allí
fue deportada a España.
“La orden vino de arriba y tiene que ver con la pelea que el gobierno
mantiene con la Asamblea Nacional (de mayoría opositora). Si en este
pulso dejan libres a los presos políticos, el gobierno pierde”, concluye
el fugado.
El preso político no sólo deja atrás parte de su vida, también 20
meses en prisión y cuatro en arresto domiciliario, convertido en cabeza
de turco del gobernador deYaracuy, Julio Léon Heredia. Las acusaciones
contra esta pareja son dignas de cualquier serie de moda: terrorismo
internacional, intento de magnicidio, activación de redes nazis en
internet y manipulación de explosivos. Eso sí, una de las pruebas
principales -encontrada casualmente en el bolso de Yolanda el día de su
detención- no pasaría el examen de los guionistas: un papelito
conminando a acabar con la vida del gobernador del estado.
“El gobierno quiere a los presos políticos como ejemplo para todos
los que protestan, para meter miedo, para que no salgan a la calle.
Venezuela es un desastre total, no hay solución para la economía, el
país está despedazado. Esa gente no tiene escrúpulos, los asesinos son
ellos”, subraya Fernández, de 52 años, quien ha llegado a España
dispuesto a reconstruir su vida y sin temor a una deportación.
Venezuela cuenta hoy con 78 presos políticos, incluso más de los que
hay en Cuba. La Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional -aprobada por
la Asamblea Nacional, de mayoría opositora- fue declarada
inconstitucional por el Tribunal Supremo de Justicia, que cumplió
fielmente las órdenes del hijo de Chávez. De esta manera, el proceso
para la libertad de los prisioneros políticos está bloqueado por el
Gobierno, que ha puesto en marcha una Comisión de la Verdad integrada
por destacados revolucionarios y a la que ha sido invitado como
acompañante el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero.
“No puedo decir por dónde salí, me lo han prohibido”, recalca
Fernández. “Claro que pasé mucho miedo, imagina si me hubieran agarrado.
Mi obligación como preso era escapar de esta injusticia, me fui con lo
puesto. Y también pensando en mi familia, sabiendo lo que han sufrido”,
relata.
El publicista viajó por el interior de Venezuela, con documentación
falsa, hasta atravesar una de las fronteras terrestres. La de Colombia
está cerrada desde agosto del año pasado, pero se puede flanquear por
los llamados ‘caminos verdes’. “Me llevó una semana atravesando por
diferentes países y usando autobuses, coches o lanchas”, rememora.
La pesadilla de la pareja española comenzó el día en que decidieron
acercarse a la protestas que un grupo de jóvenes efectuaba contra el
gobierno en San Felipe, capital del estado agrícola de Yaracuy;una quema
de neumáticos en una de las vías de la ciudad. “Nosotros no hicimos
nada, sólo protestar un poco. Mucho menos en nuestro pensamiento está
hacer daño a nadie”, han repetido desde aquel día.
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