Las
heridas invisibles que presentan Lorent Saleh y Gabriel Valles quizás
sean superadas, quizás no. A lo mejor solo con el tiempo sabrán
realmente cuales han sido los daños físicos y psíquicos que el encierro
en La Tumba les va a dejar por el resto de sus vidas. El miedo, la
humillación, la culpa, la profunda tristeza, la alteración nerviosa, la
desesperanza, el desgano por la apariencia física, forman parta de los
síntomas psicológicos que presentan quienes están mucho tiempo aislados,
en lugares extremos sin ventilación y luz natural.
El protocolo de Estambul declara que no es necesario que la tortura
deje cicatrices o marcas visibles. Es decir, las secuelas de la tortura,
no es sólo lo que se ve, y la ausencia de marcas no significa que la
persona no haya sido torturada. El aislamiento celular es una de las
tipos de torturas psicológicas que describe el Protocolo de Estambul, a
las que han sido sometidos estos dos jóvenes. El método contempla un
aislamiento en una celda mínima por días o meses consecutivos, con la
estimulación ambiental mínima y sin interacción social.
A Saleh y Valles los aprehendieron en los primeros días de Septiembre
del 2014, y durante los primeros 5 meses fueron sometidos al
aislamiento celular extremo. Encerrados las 24 horas del día en celdas 2
x 3 mts, sin contacto visual entre ellos, sin ningún tipo de sonido
sino el de sus voces, sin libros, sin relojes, sin saber si era de día o
de noche, sin ventilación ni aire natural, con el aire acondicionado
prendido a muy baja temperatura que les ocasionaron lesiones en la piel y
entumecimiento general y la luz blanca encendida todo el tiempo. El
aislamiento del mundo exterior, la falta de estimulación sensorial y
visual, la inmovilidad y la sensación de incertidumbre sobre su
situación les causaron gran depresión y desesperanza, que vuelven una y
otra vez de forma recurrente. Su audiencia preliminar ha sido diferida
en 20 ocasiones, es decir, después de año y siete meses, todavía no ha
empezado el juicio.
A ellos les ofrecieron mejorarles las condiciones de reclusión si
acusaban a lideres de la oposición. La Fiscal Harrington se encargo de
esto y siempre salió con las manos vacías. Los jóvenes ahora tienen
diecinueve meses bajo tierra. Sus condiciones han mejorado
relativamente, con algunas visitas permitidas a parte de sus padres y
abogados, con libros y algunas horas de televisión, con caminar por los
pasillos y estirarse e ir al baño sin tener que tocar aquel timbre
odioso que avisaba a sus custodios de la necesidad de salir al lavado
durante sus primeros meses de encierro.
A veces, cuando les indican que los van a sacar al sol por un corto
tiempo, una o dos veces por semana, no quieren ni moverse. Se que es
difícil para el lector entender porque no querrían salir esa hora al
sol, pero imagine usted que está en ese lugar, y que sus 24 horas del
día transcurren en un espacio no mayor de un cuarto con salita, con luz
blanca, con rejas, con policías de negro vigilándolos las 24 horas del
día mientras es grabado por cámaras de seguridad, sin ningún tipo de
intimidad. Vestirse, subir esas escaleras rodeados de estos hombres de
negro, y salir a la superficie, donde la vista se tropieza con la
claridad de la luz solar y les causa dolor el acostumbrarse, donde el
ruido los ensordece y el aire natural le invade los pulmones hasta casi
no poder ni respirar… lo imagina? Así se sienten estos muchachos luego
de 19 meses enterrados en la TUMBA, cárcel venezolana del régimen de
Maduro.
Para completar el cuadro de torturas y malos tratos que ellos viven,
Lorent Saleh presenta desde hace más de un año un terrible dolor al
orinar. Tanto, que ya no quiere tomar agua por miedo al dolor. Médicos
adscritos al Sebin le han ordenado antibióticos, sin haber sido evaluado
por un especialista para investigar el origen de la dolencia. Sus
abogados han solicitado en varias oportunidades su traslado a un
hospital para que sea evaluado. Su familia piensa que puede haber daño
renal, o quizás sea mas grave. Imagine usted, si alguna vez ha tenido
una infección urinaria, que sentirá Lorent que día tras día, semana tras
semana, mes tras mes, ha sentido como el dolor aumenta hasta hacerse
insoportable, y preferir deshidratarse antes de sufrir.
Esto, es TORTURA. Esto es infligir dolor físico y psicológico. Pero
no sólo queda en el dolor físico que Lorent siente hoy, sino en los
daños a futuro, por el resto de su vida. Las consecuencias quizás pueden
ser irreversible, como lo fue el cáncer de próstata de Lázaro Forero,
las grave osteoporosis de Iván Simonovis, las dolencias sufridas por la
Juez María Lourdes Afiuni, las secuelas físicas de Raúl Díaz, o las de
Henry Vivas, todas surgidas durante los años de reclusión. Vivir en
estas condiciones durante tanto tiempo, dejará secuelas y las más graves
serán aquellas que no se ven…los trastornos mentales postraumáticos.
Lorent Saleh tiene ya en su cuerpo heridas físicas que no se borraran.
Yo hoy quiero hacer responsable de estas torturas, físicas y
psicológicas y las secuelas que puedan acarrearle a Lorent Saleh y
Gabriel Valles, al gobierno de Nicolás Maduro, al Ministro de Interior y
Justicia, a la Fiscal General de la Republica, a la Juez y fiscal que
llevan el caso, al Director del SEBIN y al defensor del pueblo. Se que
las torturas y tratos crueles, inhumanos y degradantes contra los
detenidos por motivos políticos, no serán tratadas en la chavista
Comisión de la verdad, pero si serán sustentadas en la Relatoría Contra
La Tortura y en la Corte Penal Internacional.