Por Javier I. Mayorca
El Sebin es un cuerpo que opera sin restricciones, no para proteger al Estado sino para garantizar la continuidad de la “revolución”
El Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) es un cuerpo creado en junio de 2010, en reemplazo de la Dirección General de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), cuya supresión fue ordenada un año antes por el entonces presidente Hugo Chávez. De esta manera, el comandante cumplió uno de sus anhelos más antiguos. Ya en 1998, cuando estaba en su primera campaña, había expresado la intención de eliminar a la policía política.
Hasta 2013, el Sebin estuvo adscrito al Ministerio de Relaciones Interiores. Pero un decreto emitido en abril de ese año por el actual presidente Nicolás Maduro lo transformó en un “ente desconcentrado” adscrito a la Vicepresidencia Ejecutiva de la República. Esto implica que desde el punto de vista administrativo los fondos para su manejo son enviados desde el despacho que actualmente detenta Aristóbulo Istúriz, incluido desde luego todo lo relativo a los llamados “gastos de seguridad y defensa”. Pero Istúriz tiene escasa incidencia sobre las acciones cotidianas de los funcionarios.
El Sebin se maneja sin controles internos, en medio de un peligroso voluntarismo.
Un detalle en el que pocos han reparado se refiere a la eliminación de la Inspectoría del cuerpo. En anteriores organigramas, la oficina encargada de velar por el cumplimiento de la reglamentación era prácticamente adjunta a la dirección. La estructura de la institución “refundada” no tiene esa instancia. Tampoco tiene subdirección, aunque adentro digan que Calderón es de facto el segundo a bordo.
Consulté al respecto con dos fuentes ligadas a ese cuerpo. Una de ellas me indicó que parte de las funciones de vigilancia puertas adentro es ejercida por agentes de una oficina ubicada en el piso 4 del Helicoide. Trabajan de manera estrecha con la sección llamada Talento Humano, que sí figura en la estructura general.
Pero el Sebin tampoco está sometido a controles externos. Es curioso, pero muchos de los agentes de este organismo se ven a sí mismos como si fuesen policías. Participan ocasionalmente en patrullajes y han sido convocados para las grandes redadas conocidas como Operaciones para la Liberación del Pueblo (OLP). Además, en oportunidades son comisionados como auxiliares del Ministerio Público, para investigar ciertos casos. Y sin embargo, la institución no se somete a ninguno de los medios de vigilancia establecidos a propósito del “nuevo modelo policial”.
No tiene oficina de control de actuaciones policiales ni comité ciudadano que la supervise. Ni siquiera la Fiscalía reacciona al ver que desde ese organismo emiten citaciones a periodistas y activistas políticos, y se hacen detenciones en flagrancia con evidencias de dudoso origen, como en los casos de Puglia, Jatar y Melo. Ya Liliana Ortega (Cofavic) ha advertido sobre la posibilidad de que los agentes de este cuerpo incluso practiquen desapariciones forzadas.
A pesar de todo esto, el Sebin no figura en el radar de la Asamblea Nacional. Un cuerpo armado al servicio de la Presidencia que declara abiertamente promover la “irreversibilidad del proceso de cambios impulsado por la revolución bolivariana” (Memoria y Cuenta 2015) quizá sea suficiente razón para iniciar un ejercicio contralor.
Breves
*El Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) inició una pesquisa sobre el hackeo de un blog y de la página facebook de la periodista venezolana radicada en Nueva York Maibort Petit. Las pesquisas fueron iniciadas al recibirse una denuncia sobre la repentina “desaparición” de los archivos del primero de los espacios web, y de la divulgación a través del segundo de ellos de mensajes que no fueron elaborados por ella. En Estados Unidos, este es un delito federal. Una vez recibida la queja (complaint) se llevó a cabo el rastreo forense de los protocolos de internet (IP) que permiten establecer la ubicación física del pirata informático. A través de su blog y otras redes sociales, Petit ha hecho la cobertura sobre el proceso por conspiración para traficar drogas contra los sobrinos de la pareja presidencial Efraín Campo Flores y Franqui Flores de Freitas, quienes permanecen detenidos en una cárcel neoyorkina desde noviembre del año pasado.
*Al menos cinco frentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se han fracturado debido a desacuerdos con respecto al proceso de paz. Entre ellos el número 1, también conocido como Armando Ríos. Forma parte del Bloque Oriental y opera en la frontera con el estado Apure. De hecho, sus integrantes también están en Venezuela. La división de esta unidad de batalla, conformada por aproximadamente 200 hombres en armas, fue reconocida por la cúpula del grupo guerrillero. En un comunicado se señala que tal disidencia ocurre por la “influencia de intereses económicos opuestos a la terminación del conflicto”. Son, esencialmente, dos negocios: el cuidado a los cultivos de coca, por el que se cobra un impuesto llamado “gramaje”, y la ruta para el traslado a Venezuela de la cocaína ya elaborada.