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La situación ha llevado a Ortega a un estado de desesperanza:
“Hermana te adoro, pero no quiero seguir viviendo”, le dijo Efraín a
Mariana la última vez que hablaron juntos.
Entre los padecimientos que lo aquejan está un quiste simple renal
derecho y litiasis renal izquierda. Ha sufrido 6 cólicos nefríticos
durante su reclusión y dolores recurrentes en los riñones. Además debe
lidiar con hipertensión estadio dos alta.
“Efraín tiene una tensión de 19-20 y contrajo hepatitis A y B. Lo
peligroso de la B es que si no es tratada a tiempo corre el riesgo de
padecer cirrosis hepática”, señaló la hermana.
Mariana indicó que el 15 de septiembre fue trasladado de la cárcel
común del Rodeo II a la medicatura forense de Guarenas y, al no haber
médico que lo atendiera, en su informe quedó plasmado que no existía
ninguna complicación de salud. Denunció que el Ministerio de Asuntos
Penitenciarios le prohíbe el traslado a su hermano para que le
practiquen los exámenes en clínicas privadas.
Agregó que el pasado 19 de septiembre, día en que correspondía la
audiencia, Efraín llegó sangrando por la nariz: “Inmediatamente mandé a
buscar a la juez, la doctora María José Solano, y le pedí que ordenara
el traslado de mi hermano a un centro médico, pero ella lo único que
hizo fue sacarlo de la sala, devolverlo al Rodeo y que el director del
penal decidiera. ¡Imagínese esa clase de tortura! Mi hermano no tiene
derecho a la salud y la vida. Eso es un derecho humano”.
El 21 de junio del 2017 el Ministerio Público, todavía con Luisa
Ortega Díaz al frente, solicitó una medida humanitaria para Efraín en
virtud de todas las patologías que padece. Su hermana exige que se
cumpla la decisión de Fiscalía. Incluso, el secretario general de la
Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, pidió de urgencia la
atención médica para el preso político.