26 oct 2017

El caso de Juan Miguel de Sousa: Una pena anticipada de muerte

Cecilia De Sousa, hermana de Juan Miguel De Sousa, exige su libertad
Fanny Mora/El Universal
Caracas.- Los colores vivos y alegres de las guacamayas que surcan los cielos de Caracas mientras anuncian con sus alaridos su paso entre los edificios de la urbe, grises y desgastados, llegan para alegrar el día, su presencia se convierte en un espectáculo, uno que Juan Miguel De Sousa disfruta desde una ventana del piso seis del Hospital Militar Doctor Carlos Arvelo. Tras dos años recluido en La Tumba, sin luz natural y aire fresco, el show de las guacamayas es algo extraordinario.

¿Quién es Juan Miguel De Sousa? ¿Por qué pasó dos años en las celdas subterráneas del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en Plaza Venezuela y ahora pasa sus días hospitalizado, padeciendo de cáncer de próstata, sin juicio y sin recibir el tratamiento adecuado por la escasez de medicamentos en el país? 
De Sousa es un hombre de 53 años, ingeniero en ciencias de la computación de la Universidad Simón Bolivar (USB), quien fue detenido en su residencia el día de su cumpleaños en presencia de su familia el 21 de enero de 2015 por efectivos del Sebin, quienes allanaron su vivienda e incautaron equipos electrónicos, sin orden de un tribunal ni presencia de un fiscal del Ministerio Público. Lo acusaron ante un tribunal de asociación para delinquir y terrorismo, debido a estar relacionado supuestamente con un plan para desestabilizar el país usando las colas para adquirir alimentos como foco para crear violencia.
Enterrado vivo, la experiencia en La Tumba


Una vez detenido fue trasladado a la sede del Sebin en El Helicoide, donde estuvo incomunicado por tres meses y contrajo sarna debido a las condiciones de insalubridad en el centro de reclusión. Cuando su situación empeoró decidieron enviarlo a la sede del organismo en Plaza Venezuela, lugar donde estaría preso por dos años.
“Es el peor centro de detención que existe en Venezuela. Es una mazmorra”, así lo calificó Cecilia De Sousa, durante una entrevista exclusiva a El Universal en la que relató la experiencia que atravesó su hermano Juan Miguel. Aseguró que es un lugar terrible y que su hermano solo tenía acceso a la luz solar y al aire fresco dos veces a la semana durante 30 o 15 minutos.
Durante su estancia, vivía en temperaturas bajo cero, desorientado por falta de relojes o calendarios y todos los días le ofrecían la misma comida. Cuando se hace público las condiciones en las que vivían los detenidos, mejoran la alimentación y colocan un reloj en la pared.
De Sousa siempre ha tenido problemas de salud y en su estadía en el Sebin, presentó un dolor de muela por caries que no fue atendido por varios meses, cuando finalmente era insoportable, lo llevaron al odontólogo del Sebin, que lo atiende “sin anestesia y con un taladro manual”. “Mi hermano se expuso a eso porque era la única manera de terminar su tortura”, indicó su hermana.
Cecilia es psicóloga y es actualmente el único familiar con quien cuenta el ingeniero. Sus tres hijos de 22, 18 y 11 años viven solos en el exterior como asilados del Gobierno de Francia, pues luego de la detención fueron perseguidos por el Sebin, en consecuencia, como medida de seguridad decidieron huir de Venezuela.
En La Tumba, como se le ha denominado a las celdas ubicadas en uno de los sótanos del Sebin, según Cecilia es como un apartamento donde constantemente se está bajo vigilancia de cámaras y micrófonos de alta sensibilidad. El área de visitas es una cámara de Gesell, es decir, una habitación condicionada para permitir la observación de personas a través de un vidrio espejo de visión unilateral.
De Sousa debía hablarle al oído a su hermano pues se sentía en constante vigilancia a través del espejo y de los micrófonos, además el ambiente era helado. “Ese lugar es desesperante. Yo iba de visita y al salir debía ir al bulevar de Sabana Grande a despejarme, porque tú sientes que las paredes te oprimen. Imagínate pasar allí dos años”, subrayó.
Cecilia relató que en días de lluvia Juan Miguel veía sorprendido su paraguas mojado cuando iba de visita, pues algo tan simple como el fenómeno natural de la precipitación de agua cayendo de las nubes, después de tanto tiempo bajo tierra, se convierte en algo maravilloso porque “él estuvo enterrado vivo”.
El cáncer sin tratamiento
En 2016 cuando comienza un proceso de diálogo entre oposición y Gobierno, con intervención de expresidentes y el acompañamiento del Cardenal y Secretario de Estado del Papa Francisco, Pietro Parolini, se rumoró que este quería visitar La Tumba, entonces decidieron que todos los presos serían trasladados al Helicoide.
Desde su estadía en La Tumba, De Sousa tenía tiempo presentando una obstrucción urinaria, pero se le agudizó cuando es trasladado al Helicoide y no recibe atención médica. Según indicó su hermana, a pesar de que solicitaba que lo evaluara un urólogo, los funcionarios no le hacían caso. Luego comenzó a presentar dolor al orinar, sangrado y ardor.
Un día no pudo orinar, por eso lo trasladaron de emergencia al urólogo del Sebin en Plaza Venezuela. El especialista le realizó un tacto rectal, en el que notó que había sospechas de cáncer de próstata, por lo tanto indicó con carácter de urgencia que se le realizara una biopsia para determinar un diagnóstico.
Aunque el médico recalcó la urgencia del procedimiento, el Sebin hizo caso omiso del requerimiento, pasaron 45 días en los que Juan Miguel no recibió atención médica, porque “esa es la política del Sebin (…) ellos abandonan al preso a su suerte, que poco a poco se vaya deteriorando para salir de ellos (…) Eso es otra forma también de tortura”, señaló Cecilia.
Gracias a una campaña que realizó la ONG Fundeci que hizo presión en la opinión pública, los funcionarios del Sebin deciden finalmente trasladarlo al Hospital Militar para realizar el examen médico, que determinó que De Sousa tenía un adenocarcinoma prostático, grado Gleason 8, lo cual significa que es agresivo.
Tras su diagnóstico está hospitalizado en el centro médico militar, donde se le ordenó 36 sesiones de radioterapia y la aplicación cada tres meses de un medicamento que funciona como bloqueo de la testosterona, una hormona cuya alteración esta relacionada con el cáncer prostático. 
Franzo Marrufo, médico especialista en urología y vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Urología, declaró para este trabajo que el cáncer de próstata es de crecimiento lento a pesar de que es agresivo, por eso es importante detectarlo a tiempo, ya que en etapas tempranas se opta por un tratamiento que consiste en radioterapia y bloqueo hormonal, el cual tendrá a la enfermedad controlada.
El ingeniero de Sousa recibió radioterapia en el Hospital Domingo Luciani, sin embargo, el bloqueo hormonal solo ha podido ser aplicado una vez gracias a una donación, pues se encuentra escaso en Venezuela. Hoy en día se cumplió el plazo para aplicar la segunda ampolla de Goserelina de 10,8 mg y ante la imposibilidad de conseguir el fármaco, los médicos han propuesto una orquirectomía, es decir, una castración.
El médico especialista explicó que la orquirectomía es una cirugía que consiste en extirpar los testículos, que se solía usar cuando no se contaban con los fármacos para tratar el cáncer prostático y en la actualidad solo se aplica en casos extremos. Por otra parte, “hoy en día en Venezuela, lamentablemente estamos volviendo a usar ese tipo de cirugía porque no tenemos cómo atender a los pacientes”, expresó.
Marrufo afirmó que además de la falta del medicamento, su situación de reclusión puede condicionar la recuperación de De Sousa, porque produciría más estrés y eso debilitaría su sistema inmunológico, por lo tanto la enfermedad evoluciona más rápido.
Subrayó que “siempre, siempre una orquirectomía es un exabrupto, eso significa que el sistema de salud pública ha fallado”, porque no se consiguen los medicamentos para tratar el cáncer de próstata.  
“Una pena anticipada de muerte”
El día de su detención el diputado constituyente y número dos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, presentó en su programa Con el Mazo Dando, transmitido por el canal del Estado, Venezolana de Televisión, un video con presuntas pruebas del plan conspirativo, que señalaba una serie de correos electrónicos y audios de llamadas entre el coronel José Gámez Bustamante y Franklin Contreras. Ambos también fueron detenidos, junto a De Sousa y la esposa del militar, Carmen Gutiérrez.
Aunque en el supuesto plan estaban relacionadas otras personas, solo fueron detenidos Gámez, Gutiérrez, Contreras y De Sousa. El ingeniero no conocía a ninguna de estas personas sino hasta que son aprehendidos.
Por otra parte, es Diodado Cabello quien afirma que De Sousa es responsable de manejar una cuenta de Twitter llamada ‘@enyukote’, que se dedicaba a enviar mensajes contra el Gobierno Nacional y estaría relacionado con Iván Carratú y “Cristancho”, personas implicadas en el plan conspirativo, quienes según sugirió el oficialista, podrían haber causado una falla en el servicio de Internet.
De acuerdo a Joel García, abogado defensor del ingeniero y vicepresidente de la organización defensora de derechos humanos, Fundeci, el expediente señala que según informaciones de “contrainteligencia” y compatriotas cooperantes, De Sousa recibió un correo electrónico de “Cristancho”,  de quien se desconoce su identidad, y que a su vez lo había recibido de Iván Carratú.
García aseguró en entrevista para El Universal, que su defendido no es dueño de la cuenta de Twitter y que además tampoco usaba redes sociales, no participaba en protestas antigobierno ni pertenecía a un partido político. Por otra parte, el Sebin usó una bandera de siete estrellas como evidencia para acusarlo de terrorismo, y que además fue encontrada en la casa su hermana Cecilia, que fue allanada el día que se lo llevaron detenido.
El jurista afirma que es inocente pues el ingeniero no ha cometido ningún hecho que esté penado por la ley y esté tipificado como terrorismo. Por otra parte, el caso se encuentra en un limbo jurídico, pues esperan el inicio del juicio y la fecha aún no ha sido anunciada por el tribunal, aunque ya se había empezado una vez pero fue suspendido.
“Estamos pagando la pena de banquillo, estamos siendo juzgados pero sin juicio”, indicó García, pues el tribunal siempre tiene excusas para seguir aplazando el juicio.
En su caso se ha vulnerado su derecho a la salud, pues no solo las autoridades no permitieron que se le atendiera a tiempo, sino que debería estar en otras condiciones que le permitan recibir mejor atención médica para aumentar su expectativa de vida, subrayó el jurista.
Para el abogado García, De Sousa, tiene “una pena anticipada de muerte” porque el Estado está en la obligación de garantizarles la salud a las personas que están bajo su custodia, pero en realidad hacen lo contrario, “buscan es que la persona se deteriore”.
La defensa ha solicitado al juez 3° de primera instancia, con competencias en terrorismo, que le otorgue una medida menos gravosa y pueda tener casa por cárcel como medida humanitaria, sin embargo, el tribunal no se ha pronunciado.
La reconstrucción del país como meta
Juan Miguel de Sousa es descrito por su hermana como un hombre solidario, siempre de buen humor y positivo y que a pesar de las circunstancias tiene proyectos de quedarse en Venezuela cuando salga en libertad. ”Quiere ayudar a reconstruir el país y con eso reconstruir su vida también, porque la vida de mi hermano ahorita está destruida”, contó Cecilia.
Lo único en lo que piensa es en la libertad para sí mismo y para sus compañeros presos políticos, pues le ha confesado a su pariente que ha visto muchas injusticias en La Tumba y en el Helicoide. Actualmente, comparte en el Hospital Militar con el alcalde Delson Guárate, el dirigente Alejandro Zerpa y el general Oswaldo Hernández, presos políticos hospitalizados.
De acuerdo a Cecilia, el centro asistencial se ha convertido también en un centro de reclusión, pues hay un área para los presos políticos y pareciera que los que envían allí son olvidados.
“Tener a un familiar preso político es una pesadilla, es estar uno preso también”, expresó la psicóloga, pues la situación que se ha alargado por dos años en medio de acusaciones, seguimiento del Sebin, diferimientos de audiencias, visitas a la Tumba y ahora al Hospital Militar con pronósticos oscuros, ha sido dolorosa.
“Los jueces de este país, que están contribuyendo con la consolidación de este régimen, tienen que pensar también en las consecuencias que eso está acarreando para las vidas de las personas que están condenando en vida y que saben que son inocentes”, dijo, al tiempo que exhortó al juez que lleva el caso de su hermano a darle la medida humanitaria de casa por cárcel, para que luche por su vida.
En estos momentos lo más importante es atender el cáncer que crece lentamente y se vuelve más peligroso para la vida del ingeniero conforme pasan los días sin recibir la ampolla que bloquea la testosterona, por eso su hermana solicita la donación del medicamento Goserelina de 10,8 mg, necesaria para aplicar cada tres meses y que actualmente es costosa y escasa en Venezuela.