Marcelo Crovato, el único argentino preso político en Venezuela desde hace casi 4 años y
quien escapó a Colombia en las
últimas horas, aún no puede creer estar en libertad. Cauto al momento de dar
detalles sobre cómo logró cruzar la frontera y huir de su arresto domiciliario,
aseguró a LA NACION que tuvo que tomar la decisión porque
temía morir preso.
El abogado, de 51 años, llegó a Colombia junto con su
mujer y sus dos hijos de 11 y 7 años. Ideó un plan durante meses sin decirle a
nadie de su entorno para no arriesgarse a ser descubiertos o acusados por el
gobierno de Nicolás Maduro .
Fue
detenido en abril de 2014 por sus trabajos con el Foro Penal y otras
organizaciones de derechos humanos para asistir a los jóvenes detenidos durante
las protestas de 2014, las que llevaron al opositor Leopoldo López a la cárcel.
Sus
familiares supieron de su escape a través de las noticias. "Mis mejores
amigos se enteraron cuando salió ayer la noticia, con mi madre aún no pude
hablar, ella vive en Venezuela como mi padre. Cuando me dirigía a la frontera
pasé cerca de la casa de mi suegro, quería despedirme, pero no fui para no
comprometerlo. Seguimos de largo. Mi padre se enteró anoche porque le dijo mi
hermano que lo vio en las noticias".
Sobre
el plan, recordó: "Lo hicimos durante varios meses. Empezamos a investigar
para tener las cosas adelantadas. Como se manejó con tanto secreto, no teníamos
el temor de que alguien nos pudiera traicionar o vender a las autoridades. Pero
en el fondo, siempre está el miedo. Ellos no necesitan más que la mínima
sospecha o su imaginación para llevar a una persona a la cárcel. El temor nunca
desaparece cuando estás bajo un estado policial donde no existe ninguna
regla".
"Decidimos
salir porque sabíamos que en Venezuela jamás iba a tener justicia. Por ejemplo,
la primera audiencia en mi caso se debería haber hecho a los 60 días de mi
detención y en casi 4 años que pasaron desde el 22 de abril de 2014 aún no se
hizo", dijo Crovato al ser consultado sobre por qué decidió arriesgarse y
detalló: "A los dos años de estar detenido en Venezuela, por ley, me
deberían haber liberado por no tener sentencia, pero el tribunal simplemente
obvió eso y no lo respondió".
El
abogado destacó además que hasta Naciones Unidas pidió por su liberación a
principio de este año, pero en el gobierno de Maduro no lo atendieron, ni
siquiera le respondieron. "Entonces pensé: me voy a morir preso. No podía
trabajar, ni darle de comer a mi familia y tuve que tomar esta decisión",
aseguró.
La
voz se le entrecortó, tragó saliva, hizo una pausa y recordó lo primero que
sintió al atravesar la frontera: "Crucé la frontera solo y cuando vi el
cambio en las calles, me di cuenta que estaba en Colombia; se me llenaron los
ojos de lágrimas. El personal del alto comisionado de Naciones Unidas para los
Refugiados había informado de mi caso, se lo habían presentado a Colombia. Una
de las frases más hermosas que escuché fue del funcionario de migraciones, que
me preguntó si yo era el caso de Naciones Unidos. Me dijo: 'Permítame sus
documentos y bienvenido a Colombia'. Las palabras para mí fueron como música
porque querían decir que estaba seguro y a salvo".
Ya en tierra amigable, fue en busca de su esposa e
hijos que lo estaban esperando. "Mi hijo menor no sabía nada, fue una gran
emoción para todos. Ahí les dije que la idea era seguir hasta Argentina porque también es
nuestra patria", aseguró Marcelo y agregó: "Yo juré que ayudaría a
que Venezuela esté mejor. Además de la alegría, también hay un sentimiento de
tristeza por las personas que quedaron allí. Por los recuerdos que quedaron
atrás".
Marcelo
tiene cáncer de piel y en sus años detenido contó que no pudo tener un
tratamiento para evitar el avance de la enfermedad: "Mis problemas de
salud en Venezuela nunca pudieron mejorar. No sólo no tenía medicina, sino que
cuando tenía que ir a un médico no había policías u oficiales que me llevaran y
no me dejaban salir de mi domicilio".
"Aún
no busqué medicina especial para mi tratamiento porque planeo estar en muy poco
tiempo en Buenos Aires. Solo busqué medicina sencilla y que en Venezuela no se
consigue por falta de abastecimiento. Tomarlas ya me ayuda a sentirme mejor y
como mi estado mental también está mejor, sin el estrés de estar detenido, me
siento mejor", dijo el abogado defensor de los Derechos Humanos.
"Estoy
tranquilo, no tengo el estrés que tenía, pude salir a la calle con mis hijos
por primera vez en mucho tiempo. Cuando llegue a la Argentina buscaré la
atención médica que necesito", dijo y concluyó así la charla porque estaba
yendo a desayunar a un bar con su familia, algo impensado hasta hace una
semana.
Por: José María Costa