26 abr 2019

ROBERT ALVARADO: Liberen a los hermanos Guevara parte (I)

Los Guevara, llevan 14 años tras las rejas, y
no ha sido “suficiente” para sus victimarios…


La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida…”

Miguel de Cervantes Saavedra.

 Hablar de presos políticos, además de ser algo complicado, parte el alma, por lo general sólo se escuchan nombres de políticos emblemáticos que se encuentran tras las rejas, pero del común de ellos poco se habla y me atrevería a decir que sobre los más antiguos se induce un olvido exasperante que agota a familiares y defensores, siempre con un nefasto objetivo, que admitan la comisión de delitos que jamás, óigase bien, jamás cometieron, y discúlpenme la redundancia.
S
upuestamente existen 790 presos por razones políticas, aunque nunca he confiado en esas listas, por experiencia propia he visto a unos cuantos presos excluidos de éstas sin otra razón que la estigmatización que se ejerce desde la mismas ONG´s defensoras de derechos humanos. En todo caso, son listas que registran los nombres de seres humanos que están en desgracia por el simple hecho de existir una política gubernamental de criminalización a diestra y siniestra, cualquier motivo sirve para ser llevado al paredón de la sumisa justicia revolucionaria (I).

Los Guevara: Rolando Guevara Pérez, Otoniel Guevara Pérez y Juan Guevara Rodríguez, lo sufren en carne propia desde hace un buen tiempo, demasiado como para decir que en su caso el objetivo era hacer justicia, al contrario, se trata de una estrategia para atemorizar, para sembrar miedo y odio, y fue por eso que los sentenciaron por un crimen cuyos responsables apelan al encarcelamiento indefinido como mampara de un error político que evidencia inocencia y decencia en ellos, los Guevara.
En este caso, el de los Guevara, una mirada retrospectiva nos pone ante el sólo hecho de una metodología de criminalización de cuanta persona resulte incómoda para el régimen, es algo alto sabido, pero debe repetirse hasta la saciedad, y debe ser así para que todos nos sensibilicemos de una realidad que trasciende toda lógica al pretender hacer de ciudadanos, venezolanos y extranjeros, verdaderos despojos humanos, por cuanto los meten en una dimensión donde los derechos no cuentan.
Según ese método, no es sólo que te metan preso por delitos que no cometiste, la cosa radica en que te desaparecen, eso fue lo que hicieron con los Guevara al comenzar a aplicarle un suplicio que aún no ha terminado, incluye las torturas físicas y psicológicas de las cuales se está hablando con fuerza es ahorita, porque hace 14 años o más uno hacía mención de tortura y eran más las dudas creadas que las certezas encontradas, porque ni las investigaciones o decisiones judiciales respondían al debido proceso (II), así tenemos a tres inocentes: Rolando, Otoniel y Juan, condenados por declaraciones de falsos testigos, obviamente, incluidos en forma irregular al proceso y protegidos por el ex Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez.
Esas aberraciones no son nuevas, vienen sucediéndose desde el inicio mismo del mal llamado proceso revolucionario iniciado por el difunto eterno, y nada mejor para ilustrarlo que hablar del caso de los Guevara, en el cual la conclusión lógica sería que todos quienes tomaron parte en su tramitación deberían estar tras las rejas, ya que participaron con conocimiento de causa en un vil montaje que los señala como delincuentes, suena a lugar común, y vaya que lo es, habida cuenta de los cientos de presos políticos que no encuentran la forma ni manera de ejercer su derecho a la defensa, por decir lo menos.
Jackeline Sandoval, abogada y directora de la Fundación para el Debido Proceso (Fundepro), es el vivo ejemplo de lo que significa una lucha incansable en contra de la conculcación de derechos, que no es más que la lucha en condiciones de desigualdad ante la ley, algo que le ha tomado gran parte de su vida en favor no sólo de Rolando, Otoniel y Juan, sino también de innumerables presos políticos que el régimen mantiene tras las rejas como si fueran indignos de la vida misma.
14 años tras las rejas llevan los Guevara, eso no ha sido suficiente para sus victimarios, quienes alargan su aberración con la denegación extrema de derechos procesales, toda vez que a los Guevara a estas altura les sale, dicho así, en lenguaje coloquial, les sale calle, pero no, es innegable que la idea es que paguen integra la alocada sentencia impuesta por el juez Luis Ramón Cabrera (III). En medio de esta absurda realidad retumban palabras de Rolando Guevara:
“No aspiro otra cosa sino que se cumpla la ley y poder regresar a mi hogar aún con vida junto a mi esposa y mis hijos ya que entre tantas dolencias propias de la edad y del desgaste producto de mi labor como funcionario del Cuerpo Técnico de Policía Judicial y del encierro extremo en el que me encuentro presento una obstrucción cardíaca que amerita tratamiento y cuidados de por vida los cuales no puedo cumplir a cabalidad y como dicen los médicos podría degenerar en tragedia, sumándole los problemas de meniscos y discopatía degenerativa. Luego de pagar por el delito que otros cometieron…”.