FUNCIONARIOS CAIDOS
En Venezuela lamentablemente, la función de la
policía solo es vista desde el aspecto
negativo, es decir como violador de derechos humanos, y a veces
pareciera que su conducta no ayudara a verlo desde otra perspectiva, y mas aun
cuando a la luz de los hechos de protestas masivas del 2014, el Ejecutivo
Nacional decidió felicitar a los cuerpos policiales y militares por su
actuación.
Una realidad insoslayable es la
que la policía, doquiera se encuentre, será siempre la expresión del poder. Si
ese poder no tiene medida, y es utilizado para fines distintos a la verdadera
función de la policía será inútil pretender que la policía actúe en salvaguarda
de los derechos ciudadanos. Será, por el contrario, visto, como en efecto lo ve
así la sociedad, como instrumento de represión política.
El vocablo “Policía”, proviene del griego Polis,
que significa ciudad, de allí paso al latín bajo la forma de “Politia”, para
luego pasar al castellano en el término ya conocido de Policía, que tiene como
significado según la real academia de la lengua como “Cuerpo encargado de vigilar el mantenimiento
del orden público y la seguridad de los ciudadanos, a las órdenes de las
autoridades políticas.”
La función de la policía debemos verla como la
actividad permanente y concreta que ejercen los organismos de seguridad , con
el fin de preservar la armonía social y garantizar el desarrollo de las
actividades dentro del orden, evitando que nuestras vidas sean perturbadas,
teniendo como norte el mantenimiento del orden público interno.
Los miembros de un organismos de seguridad interna
(Policía), debe poseer una formación académica integral, que le permita desde
los diferentes niveles y jerarquías gerenciar y dar respuesta a cualquier hecho
que se le presente, debe tener una formación ética, profesional y social que le
permita alcanzar liderazgo dentro de la
sociedad, para lo cual debe prepararse adecuadamente hasta conseguir plena
idoneidad y el respeto de la ciudadanía.
Como bien quedo asentado en el informe anual del 2013, el pasado año murieron
producto de la violencia 295 miembros (en todo el país) de nuestras fuerzas
policiales, armadas y/o agente de seguridad privada, siendo el Área
Metropolitana de Caracas donde más muertes violentas en este rango se
produjeron, y siguen siendo los cuerpos mayormente afectados la Guardia Nacional
Bolivariana y la
Policía Nacional Bolivariana.
Como se señaló en el informe anual pasado las autoridades competentes pareciera que
continúan sin ver como un problema el hecho de que cada día muere un miembro de
seguridad en nuestro país, este año no solo fueron atacados en forma
individual, sino que pudimos observar ataques a sedes de las policías, muestra de ello tenemos los ataques ocurridos
el 17 de marzo cuando unos
delincuentes robaron 21 pistolas marcas Glock y Tanfoglio de un módulo policial
ubicado en Catia la Mar ,
estado Vargas; a la Comisaria
de la policía regional de la población de San Mateo, Municipio Bolívar del
estado Aragua fue atacada el 9 de octubre con una granada, a finales de octubre
3 hombres se llevaron 42 pistolas marca Pietro Beretta calibre 9 milímetros , al
perpetrar un asalto en la sede de la
PNB de Tránsito Terrestre, en el sector II de Trapichito en
Guarenas, estado Miranda; el 4 de noviembre 2014,
aproximadamente 30 hombres asaltaron en
la madrugada el Comando Policial de la población El Calvario en el Municipio
Francisco de Miranda en el estado Guárico, para cargar con armas, chalecos
antibalas y uniformes de funcionarios.
Asaltos similares los perpetraron
en una sede policial de San Pedro de los Altos de donde se llevaron 18 pistolas
Glock e hirieron a 2 policías. (http://www.el-nacional.com/sucesos/Robaron-chalecos-antibalas-uniformes-comisaria_0_513548816.html) lo que nos demuestra un total irrespeto y desprecio hacia la autoridad por parte de
un sector de la población no identificado. Debemos recordar que como residentes
de un país, de una zona geográfica cualquiera, nuestra relación más cercana
hacia un miembro de autoridad es precisamente con los miembros de los distintos
órganos de policías, y el hecho de ser atacadas sin prever las consecuencias
nos demuestra el alto desprecio que se tiene a “la autoridad”, pero creemos que
el Gobierno no ve un problema en ello, tampoco las autoridades policiales, porque
la generalidad de las muertes no son con
ocasión al cumplimiento del servicio, sin percatarse que las consecuencias de
tales homicidios van a devenir en graves violaciones a los derechos humanos por
parte de los funcionarios adscritos a los cuerpos de investigación penal en
nuestro país, ya que es probable que quienes cegaron la vida de miembros
ligados a los distintos entes policiales se enfrenten a estos al momento en que
culmine la investigación y se proceda a las debidas detenciones.
Igualmente fueron atacados
familiares directos de los funcionarios; quienes ejecutan estos homicidios poco
les importa asesinar a otra persona aparte del funcionario para obtener lo que
desea o cometerlos delante de estos terceros, este año observamos que padres,
madres, esposas, primos y otros familiares perdieron la vida junto al
funcionario, bien sea para robar su armamento o simple venganza.
Reiteramos
la premisa de que la garantía de los derechos del hombre y del
ciudadano, necesita de una fuerza pública: y esta no es otra que nuestros
organismos policiales, la cual tiene que ser instituida en beneficio de todo el
mundo, incluyendo a los miembros de dichos entes.
La policía como ya hemos establecido está instituida para mantener el orden
público, la libertad, la propiedad y la seguridad individual. No conocemos
sociedad organizada sin que exista un poder de policía que asegure a sus
miembros la seguridad interior, reprimiendo y previniendo delitos, lo que no
significa que necesariamente deba violar derechos y garantías fundamentales. La
policía está ligada a los fines y deberes del Estado, no de un sector en
particular o individual. Por ello la policía no debe identificarse con ningún partido
político o grupo social determinado, si
no quiere convertirse o ser vista solo
como banda armada.
No entendemos como la situación de nuestra policía
como institución es de múltiples carencias, con recursos insuficientes y menos estimuladas para animar
a los jóvenes a ingresar y ser profesionales de estos cuerpos Policiales, por
ello debemos también darles garantías y
una de ellas es velar por su integridad personal, porque el policía como
cualquier otro ser humano, además de tener deberes debe tener derechos.
La institución policial en todos
sus niveles encarna el deterioro de la
imagen de autoridad estatal que se agudiza por factores internos y externos.
Los factores internos debemos verlos no solo con las continuas denuncias de
corrupción, sino además por la frustración profesional acumulada y la escasez
de recursos para cumplir eficientemente con sus funciones. Los factores
externos guardan relación directa con la crisis de representación política,
corrupción, presiones e interferencias gubernamentales y con la ausencia de
una coordinación e integración de las distintas policías aun cuando se
ordenen depuraciones cada vez que existe una emergencia en materia de
seguridad. La inexistencia de una política criminal y de seguridad ciudadana
perturba aún más este panorama, ya que por más que insista el gobierno que trabaja
en ello no se ven los resultados.
La ausencia de seguridad ciudadana en Venezuela ha
alcanzado ya el número aproximado de 338 funcionarios policiales, militares o
de seguridad privada muertos, en el año 2013 fueron 295 y en el año 2012
alcanzó la suma de 350 agentes de seguridad en todo el territorio nacional.
Enfocándonos en el 2014, observamos que las
entidades con mayor cantidad de agentes
de seguridad fallecidos de manera violenta fueron la Gran Caracas con 132,
Carabobo con 62 y Aragua con 43, se reportaron fallecidos en 16 Estados más.
(Ver gráficos)
Las Instituciones con mas bajas fueron la Guardia Nacional Bolivariana
(GNB) con 37 caídos, la
Policía Nacional Bolivariana (PNB) con 36 y el Cuerpo de
Investigaciones Científicas Penales y Criminalistìcas (CICPC) con 31, en cuanto
a las estadales y municipales, engloban
89 y 105 funcionarios cada una, también se registraron 19 Escoltas asesinados.
De estos 338 homicidios por lo menos el 45% fue motivado por el robo de armas y/o
vehículos, siendo los principales perpetradores sujetos motorizados, el 30% de
estos ciudadanos asesinados estaban cumpliendo sus labores y casi el 50% son
menores de 30 años.
No nos gusta saber que los policías violen
derechos, pero tampoco hacemos nada por darles un mejor tratamiento a los
derechos que ellos como seres humanos que son y como parte importante de
nuestra seguridad sea una realidad. Por
ello, debemos otorgarle a través del
buen trato, a través del reconocimiento cuando tienen una buena actuación, a
través de leyes de esa seguridad que requieren en el día a día para cumplir con
sus labores, ya que es un hecho que son extremadamente vulnerables, es decir,
muy susceptibles de ser heridos física o moralmente. Es una realidad
indiscutible, quieran o no quieran reconocerlo y el hecho que siempre haya sido
así, no quiere decir que deba perdurar en el tiempo.
En este orden de ideas,
concluimos en la esperanza que las autoridades políticas y policiales deben erigirse como la primera línea
defensiva de la lucha a favor del respeto a los derechos humanos no solo de la
población en general sino de los miembros de la policía, a fin de que con ello
se promuevan los objetivos mismos de la aplicación de la ley.